Historia:
Club Social y Deportivo La Emilia
Por
Renata Abramor
Todo
comenzó cuando uno de los hermanos fundadores del pueblo de La
Emilia e integrante de la textil lanera, Juan Salvador Córdova,
quiso brindar a sus obreros un lugar óptimo para la recreación. Así
fue como en al año 1945 inauguró la Obra Social
J. Salvador Córdova, que brindaba gratuitamente servicios de luz,
calefacción, agua fría y caliente. El lugar contaba con un
restaurante, un cine teatro de primera línea, que se asemejaba al
Gran Rex de la popular Buenos Aires, donde se realizaban espectáculos
semanalmente. También otorgaba el beneficio de diversas prácticas
deportivas tales como el fútbol, el básquet, gimnasia artística,
bochas, natación, pelota paleta, boxeo, vóley, entre otros.
El
predio era toda una novedad para la época, sus instalaciones eran
muy modernas y lujosas. Cada deporte contó con algunos famosos para
su inauguración. Uno de ellos fue Pedro Candiotti, nadador de aguas
abiertas argentino que brindó un espectáculo el día de apertura de
la pileta olímpica. En esos tiempos todo era de color dorado, tanto
obreros como pueblerinos de La Emilia visitaban y gozaban de los
beneficios gratuitos de la instalación. Salvador Córdova era un
ícono de progreso, generosidad y bienestar en el pueblo. No había
diferencias sociales, todo se disfrutaba, todo era superación.
Mes
a mes un famoso asistía para eventos sociales, el cine- teatro tenía
palcos para la familia fundadora, cada uno con su nombre grabado en
el respaldar de las lujosas butacas. Las películas que estrenaba la
capital argentina, eran proyectadas en el pueblo. Y los fines de
semana los trajes de gala estaban a la orden del día.
Con el paso de los años y la llegada de la quiebra de la industria
textil la Obra Social fue decayendo y Salvador no pudo seguir
brindando esos beneficios tan únicos para la época. En 1981 un
grupo de personas interesadas en el establecimiento comenzaron a
trabajar para su mantenimiento, pero conscientes de que en cualquier
momento podía llegar el remate judicial del mismo. Con Oscar Murri a
la cabeza se realizó un arduo trabajo para no perder ese lugar tan
preciado para el pueblo de La Emilia.
El 2
de octubre de 1981 se hizo el Acta N° 1 de Fundación, donde se dio
a conocer la primera comisión: Presidente: Oscar Murri,
Vicepresidente: Carlos Bellagamba, Secretario: Alcides Ferreyra, Pro
Secretario: Elbio Oviedo, Tesorero: Hugo Ricardino, Pro Tesorero:
Héctor Zamparo, Vocales Titulares: Oscar Delgado, Urbano Clérico,
Hernando Migliaro y Rubén Ricardini. Vocales Suplentes: Mario Díaz,
Antonio Manrique y Rubén Marcoratti, Revisores de cuentas titulares:
Sergio Benigni y Lino Pasquinelli, Revisor de cuenta suplente: Víctor
Vettori.
“Cuando
llegó el remate fuimos con muchas ilusiones pero con poca plata”,
admitió el ex presidente del club emiliano. Aunque que para esa
época, en 1985, consiguieron un gran apoyo de parte del gobierno
radical, a cargo de Raúl Alfonsín, pudieron contactarse con la
Secretaría de Deportes de la Nación y les dieron un cheque para
poder sumar fondos para la compra del predio.
Desde ese momento la Obra Social pasó a llamarse Club Social y
Deportivo La Emilia, se estableció la suscripción de socios, que
contaba con la coordinación del secretario Ferreyra, y se pactaron
los objetivos a futuro.
La
campaña llegó hasta Grondona, quien hizo posible que las
selecciones juveniles de fútbol asistieran a la cancha de 12 de
Octubre de San Nicolás para brindar un espectáculo deportivo y
recaudar fondos, de los cuales la totalidad fue dirigida al club. De
esta manera, realizando eventos, rifas, tocando puertas políticas y
sociales es como se logró la compra del predio de la Obra Social.
Ocurrió el día martes 28 de mayo de 1985, a las 12 del mediodía,
en la Corporación de Rematadores en Presidente Perón 1233, en
Capital Federal.
La lucha valió la pena, cada pueblerino comprendió la situación y
apostó al club, asociándose, pagando por lo que antes era gratuito,
dando su esfuerzo, lo que podía, trabajando unidos. Dejando todo por
ese sentimiento de pertenencia, y llegando lejos, logrando triunfos
en básquet, fútbol, haciendo que los niños tuviesen un lugar donde
reunirse y logrando en su auge una cantidad aproximada de 1700
socios.
Al respecto, Murri expresó: “No hay mejor cosa que un pueblo, una
familia, se pueda juntar en un mismo lugar para disfrutar de los
quehaceres cotidianos”. Y añadió: “La Emilia siempre fue un
abanderado en el deporte, porque de acá salían buenos deportistas,
por lo cual creo que la misión estuvo cumplida”.
Luego de varios años de gestión, una nueva comisión abordó el
club en 1995. Luis Dennis estaba al mando y lo acompañaba su fiel
amigo y vicepresidente, Ítalo Musso, quien con pasión y dedicación
trabajó durante 14 años en la institución que hoy sigue siendo el
lugar de su vida.
Su período fue duro, el país atravesó más de una crisis, sin
dudas la más profunda en 2001, lo que hizo dudar de la continuidad
del club debido a la situación económica y a la masiva cantidad de
socios que se borraban de la institución por no poder pagar la cuota
societaria. Pero un tropezón no es caída y la comisión de esos
tiempos tuvo en claro su objetivo: no sacar a los chicos del club por
no poder pagar. Todos asistían al mismo, la entrada al lugar no se
le negaba a nadie y la gestión era permisiva por el momento social,
político y económico del momento por lo cual, nada se controlaba.
Por tal motivo la comisión determinó que cada deporte tenía que
tener su sub-comisión para poder funcionar, debido a que la
institución ya no contaba con los recursos económicos necesarios
para mantenerlos. Sin respaldo, no había deporte. Actualmente el
club cuenta con una nueva comisión en donde los jóvenes participan
y ayudan a mantener y mejorar el lugar que los vio crecer.
El club fue, es y será lo más grande para los habitantes de La
Emilia. Con el correr de los años cambiaron presidentes, comisiones,
deportes e incluso familias, pero la pasión y el sentimiento de
pertenencia de todos los que tuvieron la dicha de pasar aunque sea un
momento de su vida en él, sigue latente. Con un mismo objetivo:
seguir asistiendo, viviendo y disfrutando, dándoles a los chicos de
hoy, los hombres del mañana, el placer de jugar, aprender, compartir
y valorar la vida deportiva y en sociedad.
“En
el arroyo de La Emilia no puede nacer una ballena, pero sí alguien
súper, súper, súper grande”, manifestó Musso dejando en claro
lo que significa pertenecer al pueblo y al Club Social y Deportivo La
Emilia. Teniendo siempre presente la lucha de los hermanos Córdova,
que dieron la vida por y para su pequeña sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario