lunes, 7 de mayo de 2012

Básquet


AMOR, PASIÓN Y SACRIFICIO
Resigné mucho para
jugar en la selección”
Mariana Favre recordó lo difícil que fue llegar a lo más alto.
La macielense es ejemplo y enseñanza para muchos deportistas

Por Melisa Fornarese


Mariana Favre, jugadora de básquet amateur, llegó al Club Maciel cuando era muy pequeña. Con tan sólo seis años comenzó a practicar el deporte con el deseo de jugar junto a sus amigas, sin saber que eso la llevaría a lo más alto, integrar la selección Argentina. La pivote macielense contó cómo fue su camino al lado de la naranja por los diferentes mundos que vivió con el básquet y el sacrificio que tuvo que hacer para poder jugar a lo que más le gusta.

-¿Vos cómo deportista amateur tuviste que resignar cosas por el deporte?
-Y mucho, porque en mi caso practicaba varias veces con la selección, lo hacía con mi categoría y con la más grande, entonces viajaba a Buenos Aires muy seguido y me perdía mucho de estar con mi familia, mis amigas, de cumpleaños y de salir. Por ejemplo, el día del amigo no estaba, para las fiestas no estaba o para las vacaciones de invierno y son muchas cosas por las que una pasa.

-¿Y al revés, te paso de tener que resignar el básquet por otra cosa?
 ­-Sí, me paso de tener que elegir entre ir a jugar con la selección o ir al viaje de estudio y, en ese caso, resigné el básquet porque al viaje ya lo tenía pago y tenía que ir. Esa decisión que tomé fue muy difícil y no fue nada lindo, pero bueno las cosas son así.

-¿Qué siente un jugador amateur cuando obtiene el objetivo?
- Se compensa todo el sacrificio que se hace, es la satisfacción de haberlo hecho, de poder cumplirlo.

-¿Cómo se manejan en tu club y cómo hacen para trasladarse cuando juegan con los equipos rosarinos, ya que están compitiendo en la liga rosarina?
-Tenemos que hacer rifas, vender locro, empanadas y todas esas cosas para poder juntar plata para viajar, para poder pagarles a los árbitros y para poder comprar las camisetas.

-¿Qué diferencias encontrás con los equipos de Rosario?
-Hay algunas diferencias, por ahí tenés instituciones como Central, Náutico o Provincial que cuentan con otro apoyo económico que los clubes de pueblo como nosotros o los clubes chicos de barrio no lo tienen. Por ejemplo, a veces juego para Ben Hur de Rosario para la Liga Nacional y ahí no tienen otro apoyo más que el de los padres que colaboran.

-Para participar en la Liga Nacional, ¿cómo hacen con respecto a los viajes?
 ­-Nos manejamos de la misma manera que en el club Maciel, tenemos que vender cosas y poner plata nuestra para poder viajar porque los pasajes son muy caros.

-¿Las jugadoras amateur como vos, reciben becas o subsidios por parte del gobierno?
-Yo recibí una beca, pero no sé si todas las jugadoras tiene esa posibilidad, porque a mí me la dieron cuando empecé a jugar en la selección nacional. A las demás chicas que juegan en la Rosarina o en la Liga Nacional creo que no les dan.

La pivote del club Maciel, con sus 175 centímetros de longitud, pasa su vida al lado de la naranja. Favre conoce lo que es estar en un club de un pueblo, lo que es jugar en otro para Liga Nacional y, además, puede contar su historia con la celeste y blanca.

-¿Cuáles son las diferencias que hay entre jugar en el club y jugar en la selección nacional?
-Son muchas, en el club es como que tenés que hacer un gran esfuerzo con la plata, ayudar a la comisión, en cambio en selección Argentina uno tiene todo pago, viajás en avión y todas esas cosas. Tenés mucha ropa, te pagan el viaje, es todo gratis. Por ejemplo, en mi caso, me pagan el viaje de Rosario a Buenos Aires cuando tengo ir al seleccionado. La verdad es que es mucha la diferencia que hay.

-¿Cómo fue que comenzaste a ser parte de la selección Argentina de básquet?
-Nos fueron convocando para jugar en la selección de la provincia de Santa Fe primero y de ahí nos iban viendo los técnicos de la Nacional y nos iban llamando. En realidad empecé con una prueba que se hace en el CENARD, que se llama “plan altura”, donde llevan a las jugadoras más altas, las que tienen talento y las evalúan. En esa preselección éramos como unas 50 jugadoras, más o menos, y desde allí fuimos quedando menos. En mi caso me llamaron al año siguiente y cuando fui éramos menos chicas de las que habíamos estado en la primera selección, hasta que se definió el equipo donde entré.

-Cuando estuviste con la selección en el CENARD, ¿viste cosas distintas de las que ves en tu club?
-Sí, sin dudas, el CENARD es un lugar enorme donde se practican todos los deportes, ahí se hace básquet, hockey, y un montón de actividades más, todos se entrenan ahí. Es muy lindo y esta bien cuidado. Nada parecido a lo que estamos acostumbradas acá es totalmente otra cosa, desde el entrenamiento que allá se hace en triple turno. Tenés gimnasio, contás con un equipo de médicos y kinesiólogos, en cuanto al cuerpo técnico tenés al técnico y a varios ayudantes. Todos ellos están a disposición de las jugadoras y eso no se ve en los clubes, es otro mundo, en el club sólo tenemos al técnico.

-Últimamente, los logros deportivos en la Argentina se vienen dando de la mano de deportes o deportistas amateurs, ¿por qué crees que pasa esto?
- Pienso que es porque vos vas a representar a tu país porque realmente te gusta y entonces es un sacrificio doble porque vos querés llegar a estar en la selección, quedar, ganar los partidos. En cambio los profesionales ya están ahí, entonces ese sacrificio no creo que sea el mismo.
 

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