MIDGETS EN SAN ANTONIO
Pánico, asombro y risas
Por Aylen Inocenti
El día
más esperado había llegado. En la localidad de San Antonio, cercana
a la ciudad de Rafaela, se estaba por inaugurar el circuito de
Midgets que durante años habían soñado los amantes de los autos,
ya que al trazado se le había hecho una gran propaganda mientras se
lo estaba construyendo.
El
domingo muy temprano comenzaron a llegar los grandes protagonistas de
la jornada. Los autos arribaron con sus respectivos pilotos y
mecánicos con el fin de poner en marcha el sueño. Las personas que
acuden a estos espectáculos deportivos son muy aficionadas, es gente
que le gusta la velocidad, el ruido, la adrenalina, pero también es
gente muy familiar. Se hacen presentes en cada circuito desde muy
temprano, comienzan armando sus carpas, para resguardarse del frío
en invierno y del sol en verano, hacen sociales con los vecinos, y
enseguida se ponen en campaña para que el asado del mediodía salga
a la perfección.
Mientras todo esto sucedía, la comisión directiva del Club
Atlético Belgrano de San Antonio, que es la encargada de la
organización del evento, se encontraba ultimando todos los detalles
para que nada quedara suelto y todo siguiera siendo una fiesta. En
este tipo de eventos hay pequeños pormenores que parecen
insignificantes pero no lo son y a la larga pueden complicar el
espectáculo, que fue lo que terminó sucediendo. Todo marchaba bien,
las expectativas se estaban cumpliendo más de la cuenta pero no hay
inauguración en el Midgets sin una perlita y vaya si lo fue.
Fue un
hecho muy tonto el que se vivió, pero pudo haber pasado a mayores.
Aunque, al fin y al cabo, terminó entreteniendo a todas las personas
que llegaron hasta el circuito Atilio Carinelli. Lo que pasó fue que
antes de cada serie y de cada final que se corre deben regar la pista
para que los autos se adhieran más al suelo y puedan brindar un buen
espectáculo. El encargado de hacer eso es una persona de la comisión
directiva, que con un tractor y un tanque pasa dos o tres veces
regando la pista.
Se
estaba por largar la final B, donde corren los últimos clasificados,
pero antes se debía regar. El tractor salió a escena, dio dos
vueltas y en la última, que tal vez no hubiera sido necesaria,
sucedió la atracción que se llevó todos los aplausos: el
tractorista, confundido con las palancas para darle cierre al riego,
presionó mal una de ellas e hizo que el tanque se desenganchara del
tractor y, como venía en velocidad, no tomó la curva y salió
disparado justo hacia donde estaban las máquinas esperando a que le
dieran la orden y comenzar la final. El tanque de agua colisionó
contra uno de ellos y le provocó daños menores, lo que hizo que el
piloto no pudiera largar la final por tener el auto un tanto aboyado.
Mientras
sucedía esto, los espectadores iban pasando por todas las
sensaciones. Se podían observar caras de asombro, de pánico, hasta
que felizmente se pudieron ver las risas en sus rostros, ya que al
fin y al cabo fue un simple toque que no llegó a mayores.
Más
allá de la anécdota, el día más esperado había llegado a su fin
y miles de sensaciones quedaron entre la gente que fue a disfrutar
del espectáculo y los propios organizadores. De más está decir que
la inauguración del circuito quedará en el recuerdo de todos.
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