LO QUE SIENTE UN HINCHA
Nadie
puede explicarlo
Por Daiana Barros
El
verdadero hincha es el que está siempre, “en las buenas y en las
malas mucho más” como lo dice el típico canto que suena siempre
en las situaciones más complicadas de un equipo. Una hinchada de
claro ejemplo es la de Rosario Central. La que pasó por situaciones
de riesgo muchas veces terminando de la peor forma: descendiendo al
Nacional B. Sin embargo eso no la cambió, la gente no dejó de ir a
la cancha y de alentar a su equipo.
Antes
de cada encuentro el hincha ya se va preparando, llega a la cancha
con tiempo, la barra brava conocida como “Los Guerreros” va
colgando los trapos y poniéndole color al estadio. El Gigante de
Arroyito se va llenando cada vez más hasta no dejar ningún espacio.
La
fiesta en las tribunas comienza antes del partido y el inicio está
marcado con el ingreso de los barras a la popular local baja. “Ahí
viene la barra, que loca que esta”, era el canto de la hinchada que
acompañaba a la percusión y al ingreso de “Los Guerreros”, la
cual sonaba en todo el estadio hasta que la barra se ubicó en el
centro de la tribuna. La entrada era bastante organizada, primero
ingresaban los bombos y las trompetas, y luego el grueso de la
hinchada, con banderas de palo que le terminaban de dar el toque
final de color a las tribunas.
Por
el lado de las plateas se veía, minutos antes que comience el
partido, el ingreso de las grandes banderas con palos larguísimos
que se iban ubicando a lo largo de toda la tribuna tanto en la platea
baja como en la alta. Lo que también se observaba era la repartija
de papelitos y unos globos largos con los colores del club, que
ocurría en todo el estadio.
Ya
se acercaba la hora y todo el estadio se puso de pie, nadie dejaba de
cantar y alentar. Los jugadores ya estaban por ingresar y las
tribunas se veían llenas de color y alegría. Entró el equipo y el
estadio estalló, era una lluvia inmensa de papelitos, y en la
papular comenzó a desplazarse la gran bandera con los colores azul
y amarillo, que en el centro decía “Los Guerreros”, la misma
tiene un tamaño que abarca toda la popular local entera. Al comenzar
a levantarla debajo había otra bandera que ocupaba la parte baja de
la popular.
El
árbitro pitó y comenzó el partido. Y la fiesta en las tribunas
duró los noventa minutos del encuentro, más el entretiempo. Además
de alentar la gente estaba con muchos nervios, ansiedad esperando
que llegue el gol y la victoria de su equipo. Y en el segundo tiempo
llegó el gol de Central, la gente se enloqueció y no paraba de
gritarlo. A partir de ahí todos rogaban que pase el tiempo y
termine el partido.
Y
el tiempo paso, cuando se escuchó el silbato la gente salto de
alegría, despidió a su equipo alentándolo y aplaudiéndolo por el
triunfo logrado. Y como siempre se espera un rato para no cruzar a
las hinchadas, fue ahí cuando en las tribunas no paro de sonar “A
volver, a volver vamos a volver”.
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