PURA
PASIÓN POR EL FÚTBOL
Alma,
corazón y vida
Por
Jonathan Carruega
La
sensación previa sentida al entrar a un campo de juego es algo
inexplicable según los futbolistas. La euforia y el entusiasmo que
pueden sentir en todo su cuerpo se trasmite al nerviosismo que a
veces puede jugar en contra por la adrenalina que los rodea. Puede
ser contraproducente y llevarlos a cometer errores dentro de la
cancha.
Pero
la previa al suceso más esperado como lo es el primer pitazo del
referí dando la orden para arrancar es algo atrapante para cualquier
jugador. Como la charla técnica del entrenador, donde se espera
impaciente que llegue el momento que se den los once que van a salir
al verde césped y escuchar su nombre, de allí en más esperar
atento y ver qué función se debe cumplir, dónde moverse y que es
lo que el técnico pretende del jugador para ayudar a sus a
compañeros de la mejor manera.
Son sensaciones que se van dando sobre la marcha, nunca una es igual a la otra, ni siquiera la semana próxima donde viven prácticamente algo similar ya que será otro el rival y otra la planificación que se da en la semana para afrontar el partido.
Son sensaciones que se van dando sobre la marcha, nunca una es igual a la otra, ni siquiera la semana próxima donde viven prácticamente algo similar ya que será otro el rival y otra la planificación que se da en la semana para afrontar el partido.
Cada
semana y cada encuentro son algo especial, algo que un jugador de
fútbol no quiere perderse por nada en el mundo: el jugarlo, el saber
que la gente los mira, los insulta o admira es difícil de expresar
con palabras. Saber que sus seres queridos esperan detrás de un
alambrado para que vayan a dedicarle un gol, y ver sus caras de
felicidad, eso no lo cambia por nada, porque para eso se entrenan día
a día y tratan de mejorar partido tras partido.
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